Dicen que el tiempo es caprichoso y lo cierto es que puede parecerlo. Todos sabemos que lo que es caprichoso, en realidad, es nuestro cerebro y la forma que tiene de percibir los espacios temporales. Pero, sin duda, los lugares en los que estamos influyen decisivamente en que una hora sea una eternidad o un instante.
Por ejemplo, el tiempo las islas cíes siempre pasa de prisa. Muchas personas creen que tal vez no merezca la pena acudir a pasar el día ya que una vez que llegan por la mañana, tienen que esperar hasta que el barco las recoge a la tarde. ¿No pueden ser demasiado las ocho horas de media que se van a pasar en la isla? Nada más lejos de la realidad. Se puede comenzar la mañana con un bonito paseo hasta el faro. La ruta de senderismo que nos lleva hasta lo alto nos llevará una hora y media de ida y otro tanto de vuelta, más las paradas que sin duda vamos a hacer para deleitarnos con las vistas o con algún animal que llame nuestra atención.
Para cuando lleguemos al puerto ya vamos a tener hambre. Es el momento de parar para comprar un bocadillo o tomar algo disfrutando un poco de la sombra en las horas en las que el sol pica con más fuerza. Pasado el descanso, podemos optar por cualquiera de los arenales mágicos que ofrecen en la isla y tomar el sol sesteando, siempre con la protección adecuada. Para cuando queramos darnos cuenta, el tiempo se nos ha escurrido entre las manos y no nos podemos creer que ya tengamos que dejar ese lugar de ensueño y volver a nuestras casas.
Tanto es así, que muchos reservan ya de un año para otro su plaza en el camping porque no quieren perderse la experiencia para el año siguiente, pero esta vez pasando al menos una noche en la isla. ¿Quién diría que esas ocho horas que se han pasado tan rápido son las mismas que nos pasamos cada día en el puesto de trabajo? Allí el tiempo parece mucho más lento y, desde luego, cuando acabamos de trabajar no nos vamos deseando regresar al día siguiente.
Lo único bueno de volver pronto a tierra es que todavía queda tiempo para ir a alguna terraza a disfrutar de un refresco con vistas a ese paraíso en la tierra en el que acabamos de pasar un rato tan corto como maravilloso.