HAY QUE ECHARLE VALOR

Es raro encontrar hoy en día a gente que quiera hacerse una reducción de pecho. Por norma general la gente que se realiza esta clase de operaciones se las hacen por motivos de salud o por complejos que tengan los pacientes con sus pechos. Ahora también he de decir que las personas que se operan por complejos que padecen me parece muy triste, porque los complejos vienen por falta de confianza en uno mismo.

Una amiga mía se hizo una reducción de pecho en Vigo, y ahora mismo está muy contenta con el resultado, pero en su momento dijo que nunca lo había pasado peor. La razón es que no sabía lo que le iba a doler en las semanas después de haberse operado. No podía hacer casi nada por sí misma, por ese motivo tuvo que mudarse durante casi dos meses a casa de su madre para que le ayudará en todas las cosas que ella no podía hacer. Menos mal que fue un poco inteligente y no se operó en verano, lo hizo con tiempo suficiente para poder disfrutar de la playa en verano, de lo contrario se lo hubiese perdido seguro.

 

Una vez que ya he visto lo que mi amiga tuvo que sufrir después de la operación, personalmente yo no creo que tuviese el valor suficiente para enfrentarme a una operación de esta envergadura, Hay que estar muy mentalizado para poder soportar el postoperatorio, pero cuando no te queda otra opción para mejorar tu vida diaria, hay que cerrar los ojos y saltar hacia la operación. Pero eso sí, tienes que tener a alguien al lado para que te ayude en las semanas posteriores a la operación, porque de lo contrario la recuperación se podría convertir en un infierno

 

Estoy seguro que hay muchas otras operaciones que tienen un postoperatorio mucho peor que el de la operación a la que se sometió mi amiga. Pero hay que decir que hay que alabar el valor de la gente que se enfrenta a esta clase de operaciones, no es fácil encontrar el valor suficiente para un propósito tan complicado.

¿Quién tiene más posibilidades de tener cáncer? 

Vivimos en una sociedad en la que hay un evidente avance en el tratamiento de algunos temas tradicionalmente tabú, como la sexualidad o el feminismo, pero, sin embargo, existen otros temas que seguimos prefiriendo no tratar, tal vez porque son demasiado desagradables. Y la enfermedad es un tema bastante desagradable. 

Nos cuesta hablar de enfermedades tan duras como el cáncer y aunque cada vez son más las personas famosas que ponen de actualidad esta enfermedad, seguimos teniendo reparo a tocar cierto tipo de temas controvertidos. Buscando información sobre el adenocarcinoma de esófago, un tipo de cáncer de menor incidencia que otros más “famosos” pero bastante difícil de detectar en sus primeras fases, me encontré con datos acerca de los factores de riesgo del mismo y uno me llamó la atención: la extracción social baja.

¿Es tener pocos recursos un factor de riesgo para contraer cáncer? Según los expertos y las estadísticas, sí. Tal vez no sea un secreto para muchos, pero sí puede resultar sorprendente teniendo en cuenta que siempre se ha considerado el cáncer como una enfermedad devastadora que no conoce la diferencia entre ricos y pobres. Pero no es del todo así. 

Podríamos poner de ejemplo un país como Estados Unidos. Según el Instituto Nacional del Cáncer de ese país los miembros de minorías raciales o étnicas tienen más posibilidades de tener pocos recursos con lo que tienen dificultad para acceder a un seguro médico lo que repercute en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. O dicho de otra forma: si el adenocarcinoma de esófago es un tipo de cáncer difícil de diagnosticar y no tienes seguro médico existen muchas más probabilidades de que no sea tratado a tiempo.

Así mismo, desde este organismo oficial estadounidense se indica que las personas con pocos recursos tienden a llevar una vida menos saludable lo que incluye mayor ingesta de alcohol, tabaquismo, malas costumbres alimentarias, obesidad, trabajos más duros y perjudiciales para la salud, etc. 

Así que el cáncer es un enemigo que sí distingue de clases sociales y, como siempre, los más pobres tienen más posibilidades de perder la batalla.