ESPERANDO A VER LO QUE PASA

El padre de uno de mis amigos ha pasado recientemente por una liposucción, ya que estaba demasiado gordo y no tenía ninguna clase de intención ni de ponerse a dieta ni de hacer ejercicio, por eso tomó la decisión de hacerse una liposucción. Tenía el dinero que costaba y también tenía tiempo, por lo que no lo dudó. El otro día me lo encontré en la calle y no podía creer lo que estaba viendo, los resultados liposucción habían sido increíbles, por lo que me dio ganas de hacerme yo una liposucción también pero el problema es que yo no dispongo del dinero para poder hacérmela. Para poder hacerme una liposucción tendría que ahorrar durante bastante tiempo y aún así no sé yo si me llegaría.

 

A mi me parece que no me va a quedar más remedio que ponerme a hacer deporte en cuanto se pueda y un poco de dieta tampoco me vendría mal, ya que estoy bastante gordillo después del confinamiento. Ya estaba bastante relleno antes del confinamiento, pero durante el confinamiento y la vida sedentaria que vivimos durante esos meses hizo que engordase bastante más. Pero por ahora voy a tener que esperar porque hasta que esté vacunado no quiero hacer deporte cerca de nadie, más que nada porque no me fío. Dicen que ya han abierto los gimnasios y las piscinas, pero hay que llevar la mascarilla puesta y yo no quiero hacer ejercicio con la mascarilla puesta. Ya me agobia suficiente andando por la calle como para ponerse a hacer ejercicio, además que no creo que sea lo mejor respirar ese aire tan caliente. A otra gente no le importará pero a mi sí y no quiero hacer deporte cómo te obligan hoy en día, prefiero esperar a que ya no sea obligatorio el uso de la mascarilla para hacer ejercicio.

 

Espero que cambien de opinión respecto al uso de la mascarilla en la playa y en el monte porque no me parece lógico que tengamos que usarlas si hay una distancia entre las personas suficiente, porque de lo contrario este año tampoco voy a ir a la playa como ya hice el año pasado.

La calidad es fundamental en tus productos de mercería

Las mercerías son comercios que sobreviven muy bien a la era Internet porque ofrecen un tipo de servicio que no es fácil conseguir en línea. La venta al por menor de productos que se cortan y se miden, como las cintas, cordones o puntillas siguen siendo propios de tienda física y aunque algunas mercerías se han instalado con éxito en la red, lo cierto es que venden solo determinados productos.

Sí han sufrido la competencia de bazares generalistas en los que se han comenzado a vender productos hasta hace poco exclusivos de mercería y que ahora se ofrecen junto con ollas o productos de papelería. Estos bazares se han especializado en la venta de productos a bajo precio y también de una calidad dudosa.

Por todo esto, cliente actual de mercería es una persona que gusta de hacer a mano muchas de las cosas que tiene en su hogar o de reparar la ropa. Tiene bastante claro lo que quiere y, por lo general, va a buscar calidad. Y es en este punto en el que las mercerías deben de poner toda la carne en el asador. Aunque dispongan de gamas económicas para tener variedad de precios y artículos, la calidad siempre tiene que ser lo que marque la diferencia. Junto con la variedad de productos para escoger.

Aquí entran en juego los distribuidores, que deben de ofrecer una buena selección de artículos de calidad, elaborados por los mejores fabricantes. Trabajar con el fabricante de Cordón que no encoge, o con el que fabrica los mejores lazos que no pierden color o las gomas que resisten los lavados y secados a máquina garantiza que cuando llegan a la mercería pueden ofrecer al vendedor final la más alta calidad. Y este puede hacer lo mismo con sus clientes.

Cuando el cliente entra en la mercería espera encontrar productos diferentes a los que encontraría en un bazar, tanto en variedad como en calidad. Espera poder tocar y apreciar los materiales, algo que no va a hacer en Internet. Y, por supuesto, también espera un consejo profesional. Si obtiene todo esto, el cliente se fideliza y se queda, porque son cosas que no puede encontrar en otro espacio.

Por todo esto, las pequeñas merecerías de barrio se resisten a desaparecer y más ahora que coser está tan de moda y la gente ha vuelto a interesarse por las labores.