Regalos que ilusionan 

Regalamos tanto que, en ocasiones, se pierde el sentido original de hacer un regalo. ¿Cuándo te has parado a pensar por última vez en la causa por la que haces un regalo? ¿O simplemente regalas porque es una costumbre, porque toca? Entonces quizás sea mejor no regalar nada. Pienso que cuando hacemos un presente debemos sentir que necesitamos hacerlo, que queremos ilusionar a la persona a la que le hacemos el regalo. En este sentido, yo soy defensor de menos regalos, pero mejores, más ilusionantes.

Al menos en mi casa lo saben. No sé si les parece bien del todo mi costumbre, pero así lo suelo hacer. Salvo algunos casos muy concretos en los que aún soy fiel a las tradiciones, yo prefiero regalar por sorpresa. Es decir, respeto los cumpleaños, o los Reyes Magos de los más pequeños, pero al margen de eso, me salto otras citas de regalos del calendario, de esas que se imponen, poco a poco, sin respetar ninguna tradición muy relevante.

Así es como preparé el último regalo a mi pareja, comprando pulseras Roberto Demeglio. No era su cumpleaños ni el aniversario ni nada de eso. De hecho, en la mayoría de aniversarios no regalo nada, sino que, si podemos, hacemos una escapada o vamos de cena para conmemorar la fecha, pero sin regalo. En esta ocasión, no era una fecha especial, simplemente me apetecía hacer algo diferente y sobre todo inesperado. Pensé en aquellas cosas que nunca había comprado antes, o rara vez había comprado. Y buceando por la red me encontré con estas pulseras.

Sé que a mi pareja le gustan los complementos, le encanta cambiar y ponerse collares, pulseras y demás. Pero no suelo optar por complementos caros ni que incluyan joyas. ¿Y si le regalo yo una de esas pulseras Roberto Demeglio? ¿Le gustarán? ¿O será una de esas ‘locuras’? Pues eso es justamente lo que me gusta hacer de vez en cuando, y supongo que a todos nos viene bien hacer algo inesperado y sorprendente. Cuando mi pareja abrió el regalo, quedó alucinada: desde luego que no se lo esperaba. Pero creo que le ha encantado. Espero que sí porque mi siguiente regalo inesperado no va a poder ser tan ‘brillante’.

Cambios en la terraza 

Cada seis meses solemos revisar el estado del local incluyendo la terraza por si hubiera que hacer cambios. Y es que en nuestro restaurante hay un cambio importante de la temporada de invierno a la de verano. Estamos ubicados en un lugar bastante turístico y tenemos que contar con ello para las épocas de mayor afluencia. Pero, además, debemos contar con la meteorología lo que supone también adaptarse a ella.

Por eso cuando llega el invierno debemos tener mucho cuidado con la lluvia y el frío porque ningún cliente quiere pasar frío cenando. Por eso para esta temporada hemos pensando en buscar un fabricante separadores para la terraza. El invierno anterior ya cambiamos las estufas por una nuevas más modernas y efectivas. Fue una inversión importante y más como está el coste de la energía, pero era algo imprescindible porque durante el invierno anterior ya habíamos tenido alguna queja de algún cliente.

Es lo bueno de tener clientes fieles que saben lo complicado que es a veces dejar a todo el mundo satisfecho. Cuando un cliente nos hace una crítica constructiva, no de esas que abundan tanto por internet hoy en día que lo que buscan es dañar la reputación, lo agradecemos mucho. Y fueron varios lo que nos comentaron que tenían demasiado calor en la terraza con las estufas, que estaban incómodos. Y nos pusimos manos a la obra para cambiarlas por unas más modernas con una mejor capacidad de regulación térmica. Porque si a nadie le gusta pasar frío en una terraza en invierno tampoco es cuestión de achicharrarse. 

Por esa misma razón, hemos buscado para esta nueva temporada un fabricante separadores para cercar mejor la terraza y separarla de los viandantes. De esto no recibimos quejas, pero nos parece que es una buena solución para que los clientes estén más tranquilos porque se trata de una calle de mucho trasiego en determinadas horas del día. Así que con los nuevos separados y las estufas que ya compramos el año pasado creemos que tenemos la terraza muy bien preparada para este invierno. Después, de cara al verano, toca una nueva revisión.

Viajar en avión con silla de ruedas

Existen dos tipos de viajeros que necesitan una silla de ruedas cuando van en avión: aquellos que tienen una incapacidad que les obliga a desplazarse así siempre y los que tienen incapacidad que hace que les resulte muy complicado moverse por el aeropuerto, pero que no usan la silla de ruedas el cien por cien del tiempo.

En ambos casos es posible viajar en avión con comodidad. Además, dejando el vehículo en un Parking low cost en barajas el desplazamiento hasta el aeropuerto será mucho más cómodo y no saldrá por un ojo de la cara.

Para viajar en silla de ruedas o con una persona con incapacidad que la necesita para su traslado en el aeropuerto es necesario contactar con la compañía con antelación. El número de plazas que están reservadas para este tipo de viajeros están limitadas por ley, ya que son personas que necesitan unas condiciones especiales.

Para aquellos que no pueden caminar en absoluto, existen aerolíneas que cuentan con plazas en las que es posible anclar la silla. Pero esto no es habitual ya que tienen que tener un tamaño de avión grande y unas condiciones especiales. Lo normal es que el personal de la aerolínea le pida al viajero que se cambie a una de las sillas con las que ellos trabajan, asistiéndole de ser necesario, y le pidan que facture la silla.

Una vez en cabina, el viajero es asistido nuevamente para que pueda ocupar un asiento. Normalmente, se le ofrecen aquellos que resultan más amplios y que le dan una mayor facilidad para poder acomodarse.

Las sillas de ruedas pueden facturarse igual que cualquier otro bulto. Pero las que tienen batería pueden necesitar que esta sea desmontada. Por este motivo, hay que explicar siempre a la compañía aérea con qué silla se quiere viajar. Algunas solicitan las instrucciones o el modelo para poder conocer las características y explicar qué tendrá que hacerse. La seguridad es fundamental.

Incluso es posible facturar un scooter de movilidad, pero también se debe de cumplir con una serie de requisitos y también es importante pactar todo previamente para no llegar al aeropuerto y tener que quedarse en tierra por motivos de seguridad.

La primera vez que se viaja con una silla puede ser motivo de nervios o de preocupaciones, pero para las compañías aéreas no será nunca algo nuevo y podrán guiar perfectamente todos los pasos necesarios.