4 razones para cubrir tu terraza con un toldo

  1. El sol dejará de ser un problema. No es difícil ponerse en situación, un grupo de amigos o una familia van a comer fuera y el sol cae con toda su fuerza. Imposible aguantar allí. Unos se sentirán mal por el calor, otros sudarán y la mayoría sentirán como si sus cabezas se estuvieran asando. Por no hablar de que las bebidas se calientan al momento y que todo es incómodo. Las sombrillas no suelen ser una buena solución pero el toldo, que puede cubrir por completo la zona en la que se come, sí lo es.

Encargar toldos a medida en Porriño permite contar con un toldo que cubre exactamente el espacio que queremos tapar, tanto por arriba como por los laterales si es preciso. Y encajando siempre a la perfección.

  1. También te protegerá de la lluvia. No solo el sol puede arruinar una bonita comida o una velada, también la lluvia puede hacerlo. Y el toldo, por suerte, nos protege tanto de una cosa como de la otra. Incluso del rocío que puede caer en las noches frías, haciendo que resulte mucho más agradable el estar en el exterior con una chaqueta, en lugar de tener que entrar al interior porque este rocío hace muy complicado el aguantar afuera.
  2. Tendrás intimidad. Un toldo también proporciona intimidad en la terraza. Un ejemplo muy claro lo tenemos en las terrazas y pequeños jardines que algunas viviendas tienen en el primero o en el bajo de un edificio. Son lugares envidiables por lo que suponen, pero que están a la vista de todos los vecinos. Con un toldo se consigue estar en el exterior pero a salvo de las miradas y de paso, también del sol. Así, una cena con amigos o una comida en familia no tienen porqué ser una exposición a las miradas de todos los que quieran saber qué tenemos en el plato.
  3. En definitiva, usarás mucho más tu terraza. Al contar con todas las ventajas antes descritas el uso de tu terraza aumentará considerablemente y la disfrutarás como lo que es, una parte más de tu hogar en el que puedes hacer vida durante todo el año y no solo ese lugar que aparece en verano para desaparecer del mapa de tu día a día a partir de que llegan las lluvias otoñales.