Descubriendo la cocina al horno

Todo cambió hace un par de Navidades. En casa de mi suegra olía a chamusquina, pero peor que otras veces. Estábamos todos en el salón, cuando empezamos a notar que el raro olor venía acompañado de humo. Raudos nos desplazamos hacia el lugar de los hechos, donde vimos que los langostinos se estaban pasando de vuelta y el fuego comenzaba a subir hacia las paredes. Mi suegro actuó con rapidez para evitar males mayores.

Tuvieron que venir hasta los bomberos. Se habían quemado los estores cocina, parte del armario, la encimera… La cosa fue bastante grave a nivel material, pero todos salimos bien parados físicamente. Aquella Nochebuena tan especial me supuso, sin embargo, mantener una larga conversación con mi suegra sobre la cocina al horno.

Para mí, el horno siempre había sido una especie de convidado de piedra, casi como el lavavajillas. Suelen estar en las cocinas, pero yo era más de nevera y fogones. El horno sí, para calentar unas pizzas o descongelar pan, funciones instrumentales, pero poco más. Lo de asar un pollo o cocinar una lubina al horno me parecía de 2 estrellas Michelin, algo solo al alcance de los elegidos. Pero, por supuesto, no es así.

Mientras mi suegra descolgaba los estores cocina semiquemados me empezó a indicar que el horno era súper fácil de usar para decenas de recetas, que no había que tenerle tanto miedo, y que servía para algo más que para cocinar pizzas.

Así que cuando volvimos a casa me puse el gorro de chef y empecé con el horno. Lo primero que hice fueron unas verduras al horno. La parrillada de verduras era uno de nuestros platos preferidos, pero probamos a hacerlas al horno y también quedaron muy sabrosas. Y después nos pasamos al pescado. Apostamos fuerte y fuimos a por la lubina, un pescado que nos gusta mucho cuando salimos fuera a comer, pero que nunca habíamos hecho en casa. Tengo que decir que la primera vez no nos quedó fetén, pero era comestible… De cualquier manera, el horno se ha convertido en una pieza indispensable de nuestro día a día.  

Las piscinas cubiertas atraen clientes a los hoteles

En las ciudades con mucho turismo la competencia entre los hoteles es fuerte. En un mismo nivel de estrellas y en un rango de precios similar, hay que buscar siempre la manera de ofrecer algo diferente para que los viajeros prefieran un determinado establecimiento por delante de los demás.

Desde el punto de vista de los viajeros, todo aquello que se ofrezca a mayores, sin repercutir en un aumento de precio excesivo, es siempre muy bien recibido. Y una de las cosas que más suelen valorar es el que existan piscinas cubiertas que se puedan disfrutar todo el año.

En los buscadores de hoteles es fácil filtrar las preferencias de los clientes y las páginas que controlan dichos buscadores saben bien que las piscinas cubiertas son uno de los requisitos más solicitados. De este modo, sin importar el momento del año, el cliente puede darse un baño durante sus vacaciones o disfrutar con sus hijos de un rato en la piscina en las horas de más calor del verano, cuando salir a la calle es casi imposible.

Muchos hoteles tienen piscinas exteriores, pero la piscina cubierta tiene una gran cantidad de ventajas:

-Se utiliza todo el año. No importa si hace frío o incluso si está nevando. La piscina cubierta estará climatizada y a la misma temperatura todos los días. Para muchas personas la piscina es sinónimo de vacaciones y si hacen una escapada invernal todavía disfrutarán más de un baño que seguramente, no puedan darse habitualmente hasta el verano.

-Incluso si la piscina no está climatizada y solo se usa en verano, permite que los huéspedes puedan usarla en los días de lluvia o durante la noche, cuando es preferible estar ligeramente protegidos. Un mal día no tiene por qué arruinar las vacaciones, solo habrá que cambiar de planes y en lugar de salir, disfrutar de una jornada de piscina.

-Una piscina cubierta puede ser el primer paso para empezar a instalar servicios de spa y masajes. Una vez que se tiene la piscina y se ve que tiene demanda solo es cuestión de valorar convertir una parte en zona de baño y otra parte en zona de spa mediante la instalación de chorros de agua. Si se acondiciona una zona de cabinas para masaje se podrán ofrecer servicios extras muy demandados y sin necesidad de una gran inversión a mayores.

¿Te gusta el chocolate? Aprende a comerlo sin engordar

El chocolate es la pasión de un gran número de personas. Pocos se resisten a este manjar que procede del cacao y que desde que llegó a occidente con el descubrimiento de América ha sido objeto de grandes pasiones y también de muchos miedos por su gran valor calórico.

Pero es importante decir que el cacao en sí mismo no tiene unos valores escandalosamente altos, sobre todo teniendo en cuenta que se consume en pequeñas cantidades por su fuerte sabor. El chocolate engorda debido a dos de sus componentes: la manteca de cacao y el azúcar.

El cacao en polvo puro no tiene manteca y tampoco tiene azúcar, de hecho su sabor es muy amargo. Por suerte para los amantes del chocolate es posible comprar cacao puro desgrasado en el mercado y añadirle edulcorantes sin calorías.

Estos cacaos tienen valores muy bajos en comparación con el chocolate o el cacao en polvo tradicionales y por eso puede usarse con moderación en cualquier dieta para perder peso. Su uso más tradicional es para hacer chocolate batido, es decir, mezclarlo con leche desnatada o con agua y edulcorante y tomarlo ya sea frío o caliente.

Para quién prefiera las bebidas de chocolate más espesas puede añadirse un poco de maicena y calentarlo a fuego lento mientras se revuelve y espesa. Así se obtendría un delicioso chocolate a la taza que, aunque parezca increíble, es muy dietético.

El cacao desgrasado en polvo puede usarse también para realizar todo tipo de postres, como bizcochos o galletitas de dieta. Se trata de productos hechos en casa, normalmente a base de harina de avena y que ayudan a sobrellevar una dieta para bajar de peso pudiendo tomarse un capricho de vez en cuando.

Y para quienes prefieran el chocolate en pastillas de toda la vida, pueden elegir las pastillas de chocolate puro en un alto porcentaje de cacao y sin azúcar añadido. También pueden hacerlo casero con el cacao espeso, congelándolo para obtener un chocolate más duro.

En cualquier caso, ya no hay que dejar la dieta cuando la ansiedad por el dulce nos posea y no podamos evitar tener que tomar un poco de chocolate. Es posible tomarlo sin estar cometiendo falta y además disfrutarlo el doble porque una vez que nos acostumbremos a su gusto intenso lo preferiremos sin duda alguna al cacao de toda la vida.

NO NOS GUSTA CAMBIAR

Desde siempre hay una batalla entre los partidarios de comer carne y los que prefieren comer pescado, los carnívoros como nos autodenominamos los que casi basamos nuestra dieta en la carne es muy raro que alguna vez decidamos comer pescado si hay alguna alternativa carnívora en el menú, y con los que prefieren el pescado pasa exactamente lo mismo, no van a cambiar así porque sí, prefieren el aporte nutricional del pescado.

El otro día en la televisión ví un estudio que hacían con dos gemelos que supuestamente tenían un apetito similar para que el estudio fuese lo más creíble posible, a uno le hacían comer un plato de carne y al otro gemelo le hicieron comer otro plato con la misma cantidad pero de pescado y después de haber terminado dejaron que pasase un tiempo razonable hasta que les volviese el apetito, al paso de este tiempo les dieron una pizza a cada uno a ver cual de los dos tenía más apetito y curiosamente fue el que había comido carne el que más pizza comió, lo que quiere decir que el gemelo que había comido el pescado estaba más saciado que el gemelo que había comido carne, lo que ,me parece muy sospechoso porque yo cuando como pescado suelo tener hambre mucho antes que cuando como pescado, esos gemelos al final seguro que no tenían el apetito tan parecido como se pensaban los científicos que hacían al estudio.

De todos modos cada uno va a comer lo que le guste sin tener en cuenta lo que nos digan los demás, está claro que a la hora de comer los gustos de cada uno son la prioridad, a nadie nos gusta que otros nos obliguen a comer aquellas cosas que no nos gustan, hay muchas veces sobre todo dependiendo de donde comamos que no nos queda otra opción que comer lo que se nos pone en el plato pero si tenemos alguna posibilidad de elegir siempre elegiremos lo que más nos gusta. Menos mal que cuando vamos a cenar o a comer por ahí nos dan a escoger entre lo que hay en la carta.

Escoge el primer coche para tu hijo

Si tu hijo ya tiene el carnet de conducir, quizás quieras regalarle su primer coche. Lo primero que tendrás que decidir es si adquirir uno nuevo o uno de segunda mano. Para un principiante seguramente lo más adecuado sea un vehículo usado pero en muy buenas condiciones. Las razones son bastante evidentes:

-Cuando se acaba de sacar el permiso de conducir lo normal es que todavía no se sepa manejar el coche con soltura. Esto hace que no se cuide demasiado el motor, maltratando por ejemplo el embrague o dando muchos acelerones totalmente innecesarios.

-Tampoco se tiene la soltura para maniobrar que se adquiere con la práctica, por lo que las probabilidades de darle al coche toques de aparcamiento o rozarlo con una columna en un parking son bastante elevadas. Si esto sucede con un coche de segunda mano el disgusto siempre es bastante menor que si se trata de un coche nuevo.

-En algunos casos, los padres quieren regalarle un coche que sea seguro a sus hijos, pero no quieren comprarle un coche nuevo porque supone una inversión demasiado alta y creen que es algo que puede comprar más adelante su hijo si así lo desea.

Una vez que se tiene claro que se busca Coche ourense de segunda mano, llega la hora de decidir el modelo. Aquí, lo más aconsejable es dejar que la persona que va a conducirlo tenga algo que decir.

Evidentemente, los padres pueden fijar un presupuesto y dar una opinión, ya que si el hijo es joven es fácil que se deje deslumbrar más por la línea del coche o por que sea un modelo de moda entre los de su edad que por otros factores como el que sea seguro o que tenga una buena relación calidad precio.

Las negociaciones son a menudo un tanto duras y hay más de un tira y afloja, pero dado que la oferta de segunda mano suele ser bastante amplia, al final se encontrará un coche que pueda convencer a ambas partes.

Esto es algo que hay que tener presente, especialmente cuando padres o hijos se obcecan con el que consideran el modelo perfecto, pero que disgusta profundamente a la otra parte.

En fin, la compra de un coche de segunda mano suele dar frutos en dos sentidos: por un lado, se consigue el vehículo que se estaba gustando convenciendo a ambas partes, por otro, se realiza un curso acelerado, casi un máster, en negociaciones intergeneracionales que seguro que resultará muy útil.

Contratar un centro de día o un centro terapéutico

Cuando una persona es diagnosticada con Alzheimer lo normal es que caiga como un jarro de agua fría y tras un primer momento de incredulidad se empiece a estudiar qué hacer. La enfermedad obliga a cambios en la vida de la familia, pero también se hace necesario buscar terapia que ayude a frenar el avance de la enfermedad dentro de lo posible.

Algunas familias optan por llevar a sus enfermos a centros terapéuticos en los que diferentes profesionales pueden ayudarlos mediante estimulación cognitiva o ejercicios de fisioterapia. Pero estos centros funcionan de una manera similar a una clínica. El enfermo acude junto con un familiar o cuidador que se encarga de atenderlo y que una vez que acaba la terapia se lo lleva a casa.

Pero esto puede ser insuficiente en muchos casos, ya que la familia debe de atender a su trabajo o a hijos pequeños y no pueden acompañar al enfermo a la terapia o tenerlo bien atendido en casa durante todo el día. En estos casos, se hace necesario buscar un Centro dia centro Madrid para darle una atención más integral al enfermo.

En un centro de día no solo se le proporcionan terapias, también se le ofrece cuidado. Allí puede estar la persona durante las horas que sea necesario para la familia, recibiendo terapias, cuidados, alimentación, aseo y todo lo que pueda necesitar el tiempo que esté contratado.

La familia, mientras tanto, puede continuar con su vida y acudir a recoger al enfermo en el horario acordado, para que este pueda estar en su casa durante la noche. Estos centros funcionan además como local de actividades, ayudando a que los enfermos mantengan, dentro de sus posibilidades, una vida social satisfactoria.

Estos centros suelen trabajar en coordinación con el médico neurólogo que atiende al enfermo y que envía sus informes al centro para que allí tengan una idea clara del estado de la persona. En algunos casos, el neurólogo también puede solicitar un informe de estos profesionales para tener una opinión más clara sobre su evolución.

Incluso en algunos casos, los centros de día pueden ofrecer a la familia la posibilidad de que el enfermo sea tratado por un médico experto en neurología dentro del mismo centro para que todo esté más centralizado y coordinado. La labor de la familia es también importante, ya que tienen que colaborar con los profesionales en todo aquello que se les solicite.