El lugar que los hizo crecer

Daniel Calparsoro, Alejandra Jiménez, Juan Carlos Fresnadillo, Claudia Llosa… son grandes nombres de la cultura que tienen algo en común. Todos ellos estudiaron en TAI, un Centro universitario de artes Madrid que significó, no sólo la institución donde adquirieron la formación académica que les ayudó a triunfar profesionalmente; fue un lugar de encuentro y experimentación que los hizo crecer a muchos niveles. Así cuentan ellos como fueron esos años en las aulas de TAI. 

 

Para la actriz Alejandra Jiménez, TAI fue el lugar donde aprendió, tanto dentro como fuera de sus aulas, por los pasillos y las zonas comunes, gran parte de lo que sabe de su profesión: «fue una época muy feliz. La verdad es que estuve estudiando tres años y tenía tres horas de clase al día, pero en realidad estaba durante todo el día, hasta que cerraban la escuela. Porque te mostraban un abanico muy amplio de técnicas diferentes, de maneras de entender el trabajo diferentes. Y desde ahí tú construías la tuya propia». En este sentido incide la también actriz Natalia Millán: «la suerte de que era una escuela muy completa. Yo creo que era la única que ofrecía clases de interpretación, danza, había cine… Y era tan estimulante…»

 

El director de cine Juan Carlos Fresnadillo remarca la importancia del networking durante sus estudios en el centro: «la experiencia en la escuela fue el lugar de encuentro con mucha gente con la que formalicé una relación profesional posteriormente».  Insiste en esta idea el también director Jorge Sánchez Cabezudo: «allí coincidimos Tristán Ulloa y otros compañeros con los que he coincidido a lo largo de toda mi carrera».  

Es curioso también cómo cada alumni rememora la intensidad y la actitud con la que vivió su formación. Desde el productor de televisión y cine Alex Pina, que se recuerda a sí mismo como «el gamberro de la clase»,  a la directora de cine Claudia Llosa, para la que TAI fue un lugar que le cambió la vida: «se convirtió en un lugar en el que no solamente aprendías del profesor sino de todo ese grupo, que estaban en tu misma búsqueda. Se creo una sinergia… Fue un año inolvidable para todos».  Para el director Daniel Calparsoro, estudiar en TAI significó encontrar un lugar desde el que crear: «para romper el lenguaje hay que llegar a conocerlo. Y lo que aprendí en TAI es que tenía que ir paso a paso encontrando el territorio en el que yo me podía mover a gusto y desde ahí poder avanzar».