La exposición 

Estábamos cardiacos, íbamos a ser nuestra primera exposición importante y no teníamos demasiada experiencia en la organización de esta clase de eventos. Pero cuando pusimos en marcha la galería sabíamos que este momento llegaría. Porque a la hora de organizar una exposición seria hay que cuadrar muchos elementos. No solo está la publicidad del evento, un aspecto decisivo para que la exposición tenga éxito, sino que hay que organizar el transporte y la colocación de las obras, además de diseñar un catálogo.

De esto último me encargué yo de forma prácticamente exclusiva. Mi socia, con más experiencia en cuestiones legales, ya tenía bastante trabajo con el todo el tema de los seguros vinculados al transporte de las obras, un verdadero galimatías desde mi punto de vista. Y como yo ya había trabajado en varios catálogos, me puse con ello. 

El problema a la hora de realizar un catálogo para una exposición es que hay que organizarlo con tiempo. No solo hay que escribir las reseñas y la información sobre las obras, sino que hay que dar tiempo a la imprenta para que pueda imprimir catalogos. De esta forma, se debe saber con mucho tiempo de antelación qué obras formarán parte de la exposición. Y no es tan sencillo cuando tienes que tratar con diversos artistas y cada uno tiene su ritmo de trabajo… y de contestación de emails. 

Así que al final se trata de una especie de prueba contrarreloj. Lo que fui haciendo fue adelantar todos los textos que podía en relación a la lista de obras que sí sabía que iban a ir seguro en la exposición e ir negociando con la imprenta. Por supuesto, la imprenta no puede imprimir catálogos hasta tener todo el material, pero ya teníamos todo listo. Finalmente, el catálogo quedó diseñado y llegó a tiempo para la inauguración.

No faltó un contratiempo, ya que uno de los pintores nos trajo una obra diferente a la acordada, pero todo eso lo aceptamos como parte de los fallos de una primera exposición. Para la próxima, seremos un poco más claros con los artistas…