Vacas felices, consumidor satisfecho

El mundo está cambiando. Bueno, siempre está cambiando, pero tal vez de forma más acelerada si hablamos de la alimentación. El consumidor se ha concienciado sobre lo que quiere y lo que no y las empresas comerciales no tienen más opción que adaptarse al nuevo criterio de los consumidores. Muchos consumidores, ahora, están interesados en conocer el proceso de producción de cada producto:  de dónde proceden los ingredientes, quién lo procesa, cómo es la vida de los animales, como es el trabajo de los empleados… En este contexto, se está potenciando cada vez la conocida como leche pastoreo.

Se trata de un tipo de leche que debe cumplir unos criterios exigentes en relación a la vida del animal en la explotación ganadera. En España, para conseguir la certificación de AENOR, los ganaderos deben garantizar que las vacas pastan en libertad al menos seis horas del día durante 120 días al año, como mínimo. ¿Y por qué el consumidor quiere que la vaca paste libremente?

Por un lado, por el deseo de respetar la dignidad animal. En los últimos tiempos los escándalos se han sucedido en todo el planeta en relación a las condiciones con las que viven los animales en las explotaciones, sobre todo vacas, gallinas o cerdos. El consumidor no ha querido mirar para otro lado y está dispuesto a pagar más dinero por un producto siempre que se respeten unas mínimas condiciones que garanticen dicha dignidad animal. Por eso, ahora podemos encontrar huevos gallinas criadas en libertad… o leche de pastoreo.

Pero para los ganaderos estas exigencias de los consumidores y la necesidad de adaptarse a las certificaciones oficiales suponen todo un reto. Son conscientes de que el mundo está cambiando y deben cambiar con él, pero también deben tener en cuenta criterios de rentabilidad y competitividad… porque si no, el negocio puede terminar.

Pero el ejemplo de otros países, en los que la leche pastoreo está triunfando entre los consumidores, parece marcar el camino. En Irlanda o Francia es todo un fenómeno y en España su introducción, aunque más lenta, ya está consiguiendo buenas cifras de venta.