Lácteos de calidad en tu mesa

Los lácteos forman parte de la alimentación de toda la familia. Rara es la mesa en la que non hay un cartón de leche a la hora del desayuno y es porque esta bebida es una gran fuente de proteínas, de grasas beneficiosas y de vitaminas muy importantes no solo para el crecimiento de los niños, sino para que los adultos nos sintamos saciados, podamos cuidar la dieta y tengamos un desayuno saludable.

Es importante que sean lácteos de calidad, como los productos central lechera asturiana procedentes de vacas que pastan en libertad y que garantizan así todo el aporte de vitaminas y el mejor sabor. Un buen ejemplo son los yogures de esta marca, que han sustituido los colorantes y los sabores químicos por otros naturales para que además de consumir yogures elaborados con la mejor leche ahora también sean totalmente libres de los tristemente famosos aditivos E.

No solo en el desayuno se consumen lácteos, los yogures son postres perfectos para toda la familia y también una fantástica merienda. Además, los pequeños de la casa pueden llevar los deliciosos batidos de chocolate, vainilla o fresa para tomar en el recreo y estar así bien alimentados durante toda la mañana.

En la cocina, también se utilizan los lácteos. Es el caso de la nata para cocinar que forma parte de las deliciosas cremas de verduras calientes que tan bien nos sientan en invierno. La suavidad que aporta la nata es clave para que los niños adoren estas cremas y disfruten así de un aporte de vitaminas muy importante para su crecimiento.

Y la nata está presente también en postres como las fresas con nata o los helados con nata que se comen en ocasiones especiales y que tanto gustan a los niños y a los mayores. Postres sencillos que gracias al aporte de la nata son todavía más sabrosos y tienen un plus, el del aporte de las vitaminas y proteínas de este lácteo.

La mantequilla es otro lácteo muy usado en todas las casas. Aunque en España no es frecuente cocinar con mantequilla sí que se utiliza para realizar bizcochos caseros, por poner un ejemplo, o para dar su característico sabor a las deliciosas galletas horneadas,muy fáciles de cocinar y que además a los niños les encantan porque pueden colaborar en su elaboración cortando la masa con todas las formas que se les ocurran.

Alimentos con lactosa oculta

Las personas con intolerancia a la lactosa no solo deben de abstenerse del consumo de lácteos que no lleven la etiqueta “sin lactosa” sino que deben tener mucho cuidado con otros productos que llevan derivados de la lactosa que se utilizan para muchos fines que ni siquiera imaginamos.

Una de las propiedades de la lactosa es que aporta cremosidad, lo que hace que se utilice en productos instantáneos para disolver en el agua: café soluble, cacao, sopas instantáneas… en muchos casos, estos productos llevan lactosa entre sus componentes y los intolerantes ni siquiera piensan en leer la etiqueta ya que creen que están libres de riesgos al ser productos sin lácteos.

También se emplea la lactosa como aliño para carnes ya que ayuda a eliminar el mal sabor de otros productos que se utilizan para que el producto cárnico tenga un mejor aspecto o la carne se vea más ligada. Es el caso de embutidos como el jamón cocido, que podríamos creer que en ningún caso tendría lactosa, pero sí puede contenerla. También la encontramos en muchas hamburguesas preparadas.

Como la lactosa tiene un gusto dulce, es frecuente utilizarla también para mejorar el sabor de algunos alimentos, por lo que está incluso en las patatas fritas de paquete de algunas marcas. También está presente en los medicamentos, siendo uno de los excipientes utilizados con más frecuencia.

Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que no se consume lactosa oculta en los alimentos? Para empezar, porque no está oculta realmente. Está oculta aparentemente, ya que una persona sin experiencia no busca lactosa en un producto que en teoría no lleva leche. Sin embargo, sí tiene que figurar en la lista de ingredientes y, además, hacerlo en negrita para que sea evidente su presencia, como sucede con otros productos que causan alergias.

Por tanto, el intolerante a la lactosa debe de acostumbrarse a leer cuidadosamente todas las etiquetas y, a no ser que el producto ponga claramente especificado “Sin Lactosa”, buscar por si pudiera contenerla. Aunque al principio esto puede resultar un poco complicado, con el paso del tiempo es mucho más fácil ya que se irá quedando con las marcas que puede consumir y con las que no.

En cuanto a los lácteos sin lactosa hay que tener en cuenta que se consiguen agregando lactasa a la leche. Y como hay diferentes grados de intolerancia y siempre puede haber una pequeñísima cantidad de lactosa residual, no siempre sientan igual de bien, por lo que hay que tomar nota de aquellos que han producido reacciones y no repetir.

El dependiente más feliz del barrio

Mis padres fueron claros y contundentes, como se suele decir: tenía que buscar un trabajo aunque fuese a tiempo parcial. Había terminado la carrera y tenía pensado opositar. Estamos en un buen momento para ello porque están saliendo muchas plazas para enseñanza secundaria: se está produciendo un gran cambio generacional con muchas jubilaciones y, además, hay más bonanza económica que siempre invita a los gobiernos a ampliar el número de trabajadores públicos.

Ellos lo saben bien porque los dos son funcionarios, y saben también que no siempre se saca la oposición a la primera. En un principio protesté porque me iba a quitar tiempo de estudio, pero en el fondo sabía que tenían razón: una oposición es una carrera de larga distancia y un trabajo a tiempo parcial me haría madurar… y darme un dinerito para mis cosas.

Por medio de un amigo encontré una oferta en un supermercado ecológico en mi barrio. Podría venirme bien porque soy muy aficionado al deporte y a la vida sana y ya era cliente del súper antes de empezar a trabajar en él. Sí, mi familia es de las que compra mantequilla ecológica o leche de pastoreo. Somos conscientes de que son productos que cuestan un poco más, pero nos gusta apostar por la alimentación sostenible que tiene ese plus de calidad que siempre ofrecen los productos ecológicos.

Hice la entrevista y conseguí el trabajo: debió gustar que conociera bastantes de los productos que vendían en el súper. Después de los primeros días de trabajo que fueron un poco más estresantes porque tenía mucho nuevo que aprender sobre todo en cuanto a la gestión de las mercancías y del sistema informático (y a cobrar y dar bien la vuelta a los clientes), todo empezó a ser súper tranquilo.

Y es que lo bueno de trabajar en una súper ecológico, además de tener descuento en la mantequilla ecológica y en otros productos, es que todavía no tienen muchos clientes. De momento, los dueños no parecen muy preocupados… y yo puedo estudiar en los tiempos muertos, que hay muchos.

¿Qué nos aportan los huevos?

Los huevos son uno de los alimentos más consumidos por el hombre y lo hacemos de muchos y muy variados modos. Los comemos incluso crudos, cuando son huevos de casa y previo lavado de la cáscara. Fritos son uno de los manjares más deliciosos de nuestra gastronomía, cocidos acompañan a muchos platos, pasados por agua forman parte del desayuno de muchas mesas… y todo esto sin hablar de las deliciosas tortillas y revueltos.

Pero, ¿es un alimento tan sano como creemos? Para responder a esto tenemos que conocer la composicion nutricional del huevo. Un huevo contiene agua en un 63% y además un 12,5% de proteínas y un 11% de ácidos grasos monoinsaturados. A mayores encontramos yodo, fósforo, selenio, vitamina B12, riboflavina, niacina, vitamina A, vitamina D y folatos. Un huevo de tamaño mediano tiene aproximadamente 85 calorías.

Muchos dicen que los huevos hay que consumirlos con moderación por la gran cantidad de ácidos grasos que contienen, pero lo bueno de este alimento es que todos los lípidos están concentrados en la yema mientras que la clara es proteína pura. Gracias a esto, es muy fácil controlar el consumo excesivo de grasa sin tener que renunciar a los huevos.

Por ejemplo, si se quiere tomar una tortilla al desayuno, se puede usar un huevo entero y añadir tantas claras como se desee para que el tamaño de la tortilla sea grande. Si se le añaden elementos como un poco de jamón dulce bajo en calorías se tendrá un plato muy ligero, equilibrado y muy saciante, por lo que es muy adecuado para comenzar el día.

Ahora sabemos que los huevos no causan colesterol, aunque si se sufre de este problema es preferible no abusar de su ingesta. Por eso, una persona sana puede consumir cuatro o cinco huevos enteros a la semana sin problema y tantas claras como desee. Incluso hay quién todos los días consume un huevo al desayuno y no tienen ningún tipo de problemas si lleva por el resto una dieta equilibrada.

La clara del huevo, gracias a su contenido en proteínas tan elevado, es un alimento muy consumido por deportistas que ven como de esta manera pueden elevar su ingesta de proteínas sin tener que tomar suplementos y sin tener que consumir alimentos que les aporten calorías. Estas claras se pueden tomar crudas, preparadas como si fuera tortilla o incluso en punto de nieve y tostadas al horno con un poco de edulcorante a modo de galletitas proteínicas.

Vacas felices, consumidor satisfecho

El mundo está cambiando. Bueno, siempre está cambiando, pero tal vez de forma más acelerada si hablamos de la alimentación. El consumidor se ha concienciado sobre lo que quiere y lo que no y las empresas comerciales no tienen más opción que adaptarse al nuevo criterio de los consumidores. Muchos consumidores, ahora, están interesados en conocer el proceso de producción de cada producto:  de dónde proceden los ingredientes, quién lo procesa, cómo es la vida de los animales, como es el trabajo de los empleados… En este contexto, se está potenciando cada vez la conocida como leche pastoreo.

Se trata de un tipo de leche que debe cumplir unos criterios exigentes en relación a la vida del animal en la explotación ganadera. En España, para conseguir la certificación de AENOR, los ganaderos deben garantizar que las vacas pastan en libertad al menos seis horas del día durante 120 días al año, como mínimo. ¿Y por qué el consumidor quiere que la vaca paste libremente?

Por un lado, por el deseo de respetar la dignidad animal. En los últimos tiempos los escándalos se han sucedido en todo el planeta en relación a las condiciones con las que viven los animales en las explotaciones, sobre todo vacas, gallinas o cerdos. El consumidor no ha querido mirar para otro lado y está dispuesto a pagar más dinero por un producto siempre que se respeten unas mínimas condiciones que garanticen dicha dignidad animal. Por eso, ahora podemos encontrar huevos gallinas criadas en libertad… o leche de pastoreo.

Pero para los ganaderos estas exigencias de los consumidores y la necesidad de adaptarse a las certificaciones oficiales suponen todo un reto. Son conscientes de que el mundo está cambiando y deben cambiar con él, pero también deben tener en cuenta criterios de rentabilidad y competitividad… porque si no, el negocio puede terminar.

Pero el ejemplo de otros países, en los que la leche pastoreo está triunfando entre los consumidores, parece marcar el camino. En Irlanda o Francia es todo un fenómeno y en España su introducción, aunque más lenta, ya está consiguiendo buenas cifras de venta.

¿Por qué en muchos países desayunan con huevos?

Los huevos son un alimento muy completo. Si echamos un vistazo al contenido nutrimental del huevo observamos que tiene un alto número de proteínas que vienen dadas por la clara. También tiene un alto porcentaje de grasa que aporta la yema, pero contrariamente a lo que se cree, la grasa de la yema de huevo no causa colesterol. Si ya se sufre este problema hay que restringir todo el consumo de grasas, incluida la yema del huevo, pero si no se tienen estos problemas de acumulación de grasa en las arterias, el consumo de huevos entre tres y cuatro veces por semana no es en absoluto perjudicial.

Además, el huevo posee vitamina A, D y E y una gran cantidad de nutrientes muy importantes para la salud. No hay que olvidar que el huevo está pensado para dar origen a una vida, por lo que tiene que tener unos valores nutritivos excepcionales.

Con todo esto, no es raro que muchos países consideren este alimento como básico para comenzar el día. Aporta una gran cantidad de vitaminas y nutrientes, grasas beneficiosas y, además, no tiene un exceso de calorías. Pero lo mejor de todo es que al ser rico en proteínas es muy saciante, por lo que evita que se tenga hambre a media mañana y se acabe picoteando algún dulce con el café.

Para quienes no quieren desayunar muy fuerte, el huevo cocido o duro es una buena manera de iniciar el día. Además, se puede dejar hecho de víspera, por lo que no llevará ningún tiempo preparar el desayuno. Si se acompaña de una naranja se estará aportando al organismo la fibra y la vitamina C que también son básicas por la mañana y de las que el huevo carece, por lo que se estará completando perfectamente esta comida.

Para quienes tiene un poco más de tiempo para desayunar y son de los que siempre se levantan con hambre, los revueltos son la mejor opción. Un truco muy efectivo está en comprar los huevos y también las claras solas que las venden pasteurizadas en botella. Así, se puede preparar un revuelto con un huevo y la cantidad de claras que se desee, consiguiendo más cantidad de desayuno sin aumentar grasas ni calorías, solo proteínas.

Preparar un revuelto de jamón salado o dulce solo lleva un par de minutos y el resultado es muy sabroso y proporciona energía para todo el día. Puede acompañarse de un café y dejar la naranja para tomar a media mañana cuando se tenga ganas de algo dulce y rico. ¿Te apuntas a desayunar con huevos?

Mitos y realidades sobre la leche

Son muchas las cosas que nos dicen sobre la leche. No hace tantos años, nos decía que la leche era un alimento fundamental tanto para los niños como para las mujeres en la menopausia debido a su contenido en calcio. Ahora, nos dicen que ningún adulto debería de beber leche porque es mala para la salud. Ni tan milagrosa ni tampoco maligna, la leche es un alimento más para las personas adultas que deben de conocer bien que nutrientes tiene la leche y que hay de cierto y falso en todo lo que nos dicen sobre ella.

-Fuente de calcio: La leche contiene calcio, pero hay otros muchos alimentos que lo contienen igualmente. ¿Por qué entonces se le da tanta importancia a la leche? Pues la respuesta es que el calcio de la leche se asimila mucho mejor que el de otros alimentos. La rápida asimilación hace que sea la leche un alimento fundamental para quién precisa calcio.

-Los adultos no deben de beber leche: Seguro que has escuchado muchas veces esto de boca de personas que, inmediatamente, te dicen que no hay mamíferos que tomen leche de adultos. Claro que no los hay, los seres humanos tampoco consumimos la leche de nuestras madres. Pero gracias a la ganadería contamos con este alimento que aporta muchas proteínas, muy poca grasa y que es un gran componente en una dieta equilibrada.

-La lactosa es mala: Si eres intolerante a la lactosa entonces sí, la lactosa es mala para ti. Pero si no tienes falta de la enzima lactasa, entonces no tienes ningún problema con este azúcar de la leche que puedes consumir sin ningún riesgo.

-La leche engorda: Ni siquiera la leche entera engorda, su porcentaje de grasa es bastante bajo y es además una grasa saludable, por lo que no aporta colesterol. Como todo, tomada con moderación la leche entera puede formar parte de una dieta equilibrada sin miedo a los kilos de más, aunque en el mercado hay muchas alternativas, incluso leche 0% grasa.

-La leche lleva antibióticos: Una de las mentiras más repetidas por algunos grupos veganos. La leche no lleva antibióticos ya que pasa controles muy estrictos de calidad. Si tuviera presencia de medicamentos, no pasaría el control y no llegaría a las personas.

-La leche comercializada no es natural: Falso también. El proceso que sigue esta leche es la retirada parcial o total de la grasa y ser sometida a procesos que, mediante el calor, matan las bacterias perjudiciales y la hacen más segura.

No renuncies a la leche

Actualmente existen muchas campañas que, bajo falsos argumentos, pretenden hacer ver al consumidor que la leche de vaca no es una buena opción para alimentarse, a pesar de que hace caso ocho mil años que el hombre la consume y no le ha ido nada mal haciéndolo. Por supuesto, si no se hizo antes fue tan solo porque el hombre no había descubierto la agricultura y, por tanto, no tenía vacas a las que poder ordeñar.

No obstante, cualquier persona razonable estará totalmente de acuerdo con quienes dicen que los animales deben de ser tratados de la mejor manera posible. Por eso, consumir marcas de leche que sabemos que se preocupan por el bienestar de sus vacas es una manera de ayudar a que todo sea mucho más justo para el animal y, de paso, repercuta en una mejor calidad para el consumidor.

Una vaca que se alimente con hierba fresca, aunque no sea la única alimentación que reciba, dará una leche de mejor calidad y con una mayor carga de Omega 6, por lo que será un alimento mucho más saludable y mucho más equilibrado en sus cargas de Omega 3 y Omega 6. Un buen ejemplo es la leche asturiana ya que en esta zona, debido a su clima y a su abundancia de pastos, es fácil alimentar a los animales con hierba fresca.

Cada día estamos más concienciados de que los huevos que consumimos deben de proceder de “gallinas felices”, es decir, de aquellas que no se pasan la vida metidas en una jaula. Con la leche, debemos de tener la misma filosofía y recompensar a las marcas que permiten a su ganado pastar al aire libre y que tienen normativas muy estrictas respecto a cómo se trata a los animales.

No se trata por tanto de renunciar a la leche, sino de abogar por una leche de calidad, procedente de animales que tienen unas condiciones dignas y que, por tanto, nos puede aportar vitaminas y grasas muy saludables sin que nadie salga perjudicado por eso. Un mundo más racional y más sostenible en el que no se trate de que una vaca dé el doble de libros de leche, sino que nos ofrezca el doble de calidad en el producto.

La leche lleva miles de años formando parte de nuestra dieta y debe de seguir ahí, sus valores nutricionales al avalan como un gran alimento no solo para niños, también para los adultos.

Tres desayunos perfectos para empezar el día

Un desayuno tradicional

Un ejemplo de desayuno tradicional de los que se llevan a cabo en muchos lugares de España es el que está formado por un vaso de café con leche o un cacao con leche la asturiana, una pieza de fruta y unas tostadas que pueden tener diferentes variaciones.

Aunque en algunos lugares es típico tomar las tostadas con mantequilla y mermelada, lo más sano es acompañarlas de un chorro de aceite de oliva virgen y un poco de tomate o de jamón, según el gusto. Incluso pueden untarse de ajo para disfrutar de todo lo bueno que aporta este producto.

Un desayuno típico de las nuevas generaciones

Las nuevas generaciones apuestan por otro tipo de desayunos que ya incluyen todo en una misma taza: leche, cereales y fruta. Pero hay que escapar de los cereales industriales que tienen demasiado azúcar en su composición y optar por otras variedades más sanas, como son los copos de maíz sin azúcar a los que se pueden añadir frutos rojos o el muesli.

El muesli se puede comprar ya mezclado o realizar cada persona su particular mezcla de cereales y frutas para empezar con mucha energía el día y mantenerse toda la mañana en forma.

Un desayuno para los que necesitan aporte extra de energía

Ahora está de moda el desayuno con mucha energía, especialmente para aquellos que tienen que realizar deporte y necesitan un aporte extra de calorías o para las personas que desayunan temprano y no tienen ocasión de volver a comer nada en muchas horas. Un ejemplo son aquellos que tienen jornada continuada en su trabajo, con un descanso que no les alcanza más que para tomar un café.

Estos desayunos incluyen café con leche y fruta, pero también productos más grasos que ayuden a proporcionar energía para poder aguantar hasta entrada la tarde: bacon, huevos revueltos o tortillas de atún son las opciones elegidas por los amantes de este tipo de dieta en la cual, la comida de la mañana es la más calórica de todo el día.

En cualquier caso, se recomienda desayunar fuerte pero tomar algo a media mañana y no dejar que el cuerpo esté más de tres horas sin ingerir alimentos. Esto es lo más saludable para el estómago y lo que ayuda a tener un peso saludable, siempre que se consuman cantidades razonables de comida de cada vez.

Los pilares de un desayuno sano

Dicen que el desayuno es la comida más importante del día aunque actualmente muchos nutricionistas están poniendo este hecho en cuestión. Defienden que se debe de comer de manera equilibrada a lo largo de todo el día y que quizás sea mucho más importante desayunar un poco más ligero y comer a media mañana que realizar una única ingesta excesivamente calórica.

Y es que en el desayuno, tendemos a cargar el cuerpo con demasiados azúcares y grasas. Muchos niños desayunan todos los días una taza de leche a la que añaden una gran cantidad de cacao rico en grasa y azúcar. A continuación, mojan galletas que también tienen grasa y azúcares, por lo que nada más levantarse ya han sobrepasado las dosis diarias recomendadas.

Si en lugar de galletas ponemos bollería industrial, los resultados serían todavía peores aunque muchos productos que se venden bajo la apariencia de sanas galletas de desayuno tienen valores muy parecidos a los de los pastelitos.

¿Es mejor entonces tomar cereales para el desayuno? Esta tampoco es una buena idea. La gran mayoría de los cereales que hay en el mercado tienen altísimas cantidades de azúcar. De este modo, casi sin darnos cuenta, estaremos haciendo a nuestros hijos adictos a este producto tan dañino y haciendo que puedan comenzar a sufrir problemas de sobrepeso.

Los cereales infantiles son muy poco sanos y hacen que el niño adquiera costumbres muy poco recomendables y que su paladar se acostumbre en exceso a los sabores dulces, haciendo que luego no quieran desayunar ninguna otra cosa.

Entonces, ¿qué se debería de desayunar para empezar bien el día? Los pilares básicos de un desayuno sano son la leche, que debe de ser desnatada en el caso de los adultos y una pieza de fruta. Si se quiere tomar cacao o café debe de hacerse con moderación y optar por las alternativas más sanas, como el cacao desgrasado sin azúcar o el café natural.

La fruta siempre entera y nunca en zumo. Así aprovechamos su fibra y no consumimos tanto azúcar. Y, para comer, nada mejor que unas deliciosas tostadas de pan integral con jamón serrano, tomate y una pequeña cantidad de aceite de oliva virgen.

Un desayuno muy nuestro que aporta al cuerpo hidratos de carbono, grasas buenas para el organismo, mucha energía y todas las vitaminas para encarar el día de la mejor manera.